Después de una semana de ausencia mutua , cómo podía empezar bien el reencuentro cuando la primera frase fue : “ lo enseñas todo”, bien, el vestido era de escote generoso y por ende nuevo.
Con esta frase salían a flote todos los recelos, por muy bien custodiada que estuviera por mis torres el recelo afloraba por todos sus poros. Su mirada me escudriñaba y me cuestionaba. Largo fin de semana donde cada acto parecía estar sospesado, donde la daga de la melancolía se alzaba clamando venganza tiznándome de culpabilidad.
Silencio por respuesta , lejanía como arma.
Si algo te corroe el alma, pregunta.
Si de algo dudas, pregunta.
Si algo quieres, lucha!!
Pero no esperes confesiones voluntarias de lo que no ha sido…
No esperes que quien necesita espacio te confiese que te lo cede…
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